FISIOTERAPIA EMOCIONAL ¿CÓMO LA ABORDAMOS?.
Cuando decidí dar el paso de trabajar en una residencia, me invadieron muchas dudas: ¿cómo se enfocaba la fisioterapia en el mundo geriátrico?, ¿cuál sería mi función en el centro? ¿Qué es lo que ellos realmente necesitan?…
Una vez comencé a trabajar en este mundo, me di cuenta poco a poco, de lo enriquecedor que es tanto la rehabilitación, como el trato con estas personas. Una rehabilitación de una cadera, hombro… una simple disminución del dolor producido por una lumbalgia “dolor de riñones” como dirían ellos, no solo es ayudar al anciano a mejorar su calidad de vida, su independencia y la realización de las actividades básicas de la vida diaria, sino también, mantener su estatus y dignidad, como lo que son, MAYORES.
Por supuesto, no quiero dejar sin resaltar, en este pequeño artículo, la importancia que tiene la fisioterapia en las residencias de mayores.
Durante los años que llevo trabajado en este mundo, han pasado por mis manos distintos residentes con diversas patologías, y todos ellos han sido tratados, atendiendo no solamente su estado físico, sino también el emocional en cada momento.
Puedo decir, que para nada la fisioterapia en una residencia, es simplemente mantener las cualidades y capacidades de ellos, sino que rehabilitamos a personas que pasan de ser totalmente válidas a ser totalmente asistidas, ya que tras sufrir alguna lesión ven muy limitadas sus capacidades, llegando en ocasiones a oír cómo les dicen que ya, con su edad, no las recuperarán. De lo cual yo personalmente siempre reniego a aceptarlo por norma.
Y ahí señores, y por lo anteriormente expuesto, es donde aparece la labor del fisioterapeuta, motivando y rehabilitando a pacientes, que en otras situaciones se sentirían literalmente “desahuciados” físicamente hablando, y en un alto porcentaje de los casos recuperan sus capacidades, o bien las mejoran notablemente.
No quiero entran en tecnicismos específicos sobre mi trabajo, ya que pretendo, que mi aparición en el blog, sea cercana y desenfadada, pero al mismo tiempo, sin dejar a un lado el funcionamiento de la fisioterapia rehabilitadora en nuestro centro.
A cada residente, para mí además “pacientes”, se le aplica un plan individualizado de actuación. Este se establece tras realizar una valoración tanto de la movilidad, de sus articulaciones, el balance muscular, el equilibrio y la marcha, para de esta manera poder pautar un tratamiento e ir monitorizando el progreso.
Una vez realizada la valoración, y después de definir el tipo de paciente y sus necesidades, ya sea a nivel motor, neurológico, cardiovascular o respiratorio, los objetivos de un fisioterapeuta en el ámbito geriátrico son:
1- Mantener y/o mejorar los rangos articulares, el balance muscular y el estado físico general del paciente.
2- Disminuir dolores de tipo muscular o reumático que por diferentes patologías presentan.
3- Reestablecer su estado previo a cualquier intervención quirúrgica o enfermedad aguda.
4- Mejorar las capacidades respiratorias y cardiacas.
5- Conservar y mejorar la realización de las actividades básicas de la vida diaria.
Y es que, aunque el trabajo del fisioterapeuta puede que no luzca ni trascienda mucho en las residencias, dado que la evolución y la recuperación es lenta, y en muchos casos complicada, cada vez se está tomando conciencia de la importancia de esta especialidad sanitaria, en los centros geriátricos.
Pero sobre todo y como conclusión, tras estos años en este mundo laboral, y relacionarme con los residentes que he conocido, a lo largo de mi estancia en esta, “nuestra casa” , me he dado cuenta, que, simple y llanamente, lo que más necesitan, además de nuestra labor profesional, es nuestro cariño, amor y un hombro donde descansar.