LA RESIDENCIA DE MAYORES COMO SOLUCIÓN A LA SOLEDAD
Francisco Manuel Boza González
Dicen que lo mejor es enemigo de lo bueno. Y lo mejor es que las personas mayores vivan sus últimos años de vida en su entorno doméstico y familiar. Pero este lo mejor no es siempre posible, sobre todo si se pierde la autonomía. Resulta costosísimo atender a una persona dependiente en su entorno do
méstico si se quiere hacer con los estándares de calidad adecuados. Se trata de un lujo que sólo los muy adinerados se pueden permitir.
Y luego esta además la realidad, que es la que es. En España, nos dice un estudio, de mayo de 2018, de la Fundación La Caixa, el 27% de las mujeres mayores de 65 años viven solas, frente a un 12’6% de hombres que lo hacen. Y este estudio además vaticina que ese porcentaje será el doble en 2031, rozando la cifra de dos millones de personas mayores que vivirán solas en ese año.
Por otro lado, el envejecimiento de la población y el distanciamiento vital de los hijos, que cada vez se tienen menos, esta haciendo aumentar vertiginosamente los hogares en los que sólo viven la pareja de personas mayores, y son ellos mismos los que ejercen de cuidadores el uno del otro. A partir de los 80 años son más los varones que cuidan de sus mujeres que al revés.
Ya pasaron aquellos tiempos en los que los mayores, sobre todo si eran viudos, vivían en casa de sus hijos o sus hijos se quedaban a vivir en casa de sus padres con su familia, esto último sobre todo en las zonas rurales.
El porcentaje de personas que viven solas es alto pero de los que se sienten sólos es aún mayor. La soledad es y va a ser una de
nuestras grandes lacras. Y la soledad es mala para la salud. La soledad deteriora el sistema inmunológico. Provoca una mayor incidencia de enfermedades como la ansiedad y la depresión y además una mayor vulnerabilidad social.
La socialización, el relacionarnos unos con otros, con nuestros iguales, resulta la mejor de las terapias preventivas y curativas, también en lo que respecta al deterioro cognitivo, tan de moda hoy en día por la enfermedad del Alzheimer. Y si tienes la suerte de encontrar un amigo o amiga especial ya es lo más de lo más en lo que a terapéutico se trata.
Entornos amigables, en los que se fomente la autonomía personal y además se favorezca la socialización, es lo que ofrecen hoy día las residencias de mayores. Muy lejos de ese estereotipo de los viejos asilos. Aunque algunos medios de comunicación, sobre todo televisiones, se empeñen en mantener esa imagen negativa de estos centros, que tanto bueno hacen por las personas mayores y sus familias todos los días.
Si eres mayor, tienes autonomía, peros estas sólo o te sientes sólo, contempla esta posibilidad, explórala y pruébala aunque sea por un tiempo, y luego decides. Los problemas y contrariedades lo son o no lo son según como se afronten.
Si eres cónyuge cuidador, ni lo dudes, no sigas gastándote, búscate una residencia para los dos y empieza a disfrutar de tu pareja enferma, que dejará de ser una carga para convertirse en un compañero de viaje por esta vida que tiene que ser maravillosa hasta el final.
En mi próximo escrito te contaré en qué cosas te tienes que fijar para encontrar una buena residencia.