Trabajando con personas mayores.
Me Nunca fui una mujer de vocaciones fuertes por no decir ninguna, pero mi amor por mi familia, el amor que desde pequeña siempre le procuré al prójimo, y que me llamase África, siempre ha sido peso suficiente para que ya no solo el resto de las personas, si no que el mundo entero esperase de mí cierto grado de sensibilización por los más necesitados.
Cuando llegue a la residencia Virgen del Pilar, naturalmente era consciente en el más amplio sentido de la palabra de lo que implicaba el desarrollo de mi trabajo en el campo del cuidado de las personas mayores, pero como siempre nos pasa a todo el mundo, tenía cierto grado de escepticismo por el desarrollo de los acontecimientos, y para mi grata sorpresa, cada día que pasaba en la residencia, y al regresar a casa, la conciliación del sueño se convirtió en lo más placentero del mundo, ya no solo por el mero hecho de dormir, sino, por la paz con la que dormía sabiendo que aquel día, aunque sea solo una pequeña gota de arena en un mundo inmenso como es el nuestro, había hecho algo bueno, no solo por los demás, sino que también había ayudado “a mi yo” a sentirse mejor consigo mismo ayudando a nuestros mayores.
Como técnico en cuidados auxiliares de enfermería que soy, he de decir que el desarrollo de nuestro trabajo, conlleva y exige gran capacidad de adaptación, de trabajo en equipo, de paciencia, de amor, de cariño, y sobre todo de saber en todo momento que estamos desarrollando nuestra actividad profesional con nuestros mayores, con nuestros abuelos, con nuestros bisabuelos, en definitiva, y no menos importante, estamos trabajando con personas, muchas de ellas en sus plenas facultades mentales, y que necesitan nuestra ayuda en el más amplio sentido de la palabra, pero no como trabajadores como se puede llegar a pensar, sino que en la mayoría de los casos, basta con una sonrisa, un “ que tal estas”, un “estas bien te noto triste”, para realizar la mayor obra de amor que jamás pensábamos poder hacer.
En cuanto a la coordinación, a pesar del grado de responsabilidad que conlleva para mí, ha resultado ser toda una experiencia que recomiendo a todo el que la pueda o desee llevar a cabo, ya que no solo me ha permitido potenciar mis actitudes y aptitudes, tanto a nivel social como a nivel personal, sino que también me ha permito apreciar la belleza, la responsabilidad, y la importancia de la realización de nuestro trabajo. Observar como mis compañeros realizan su trabajo con tanto amor, dedicación, y sacrificio en muchos casos, me permite valorar con especial cariño la gran labor que conlleva dedicarse profesionalmente al cuidado de nuestros y más queridos mayores, que sin ellos nunca estaríamos aquí.
En cuanto a nivel logístico y de organización, el puesto de coordinadora que actualmente sostento con mucho gusto, me ha permitido valorar la importancia de la disposición de un buen equipo técnico, que sea capaz de planificar y llevar a cabo una organización eficiente y efectiva, para que todos los engranajes que conforman un equipo desde el equipo de limpieza, hasta la dirección propiamente dicha, puedan funcionar como una sola pieza, y he allí donde reside el secreto del buen funcionamiento que durante todos estos años, he podido apreciar en la residencia Virgen del Pilar, en la cual, dicho buen funcionamiento, me ha dotado de una cualidades y capacidades, que me permiten poder dirigir un gran equipo de profesionales, que son mis compañeros, en los cuales me incluyo yo, por supuesto.
A todo esto en primer lugar quiero dar las gracias a la dirección de la residencia Virgen del Pilar, por la magnífica oportunidad que me brindaron en su momento, primero permitiéndome pasar a formar parte de su plantilla y posteriormente, poder dirigir un magnifico equipo de profesionales, todos ellos con una dedicación envidiable, y no menos importante, dar las gracias al equipo de selección de personal, por siempre estar buscando a los mejores profesionales para el cuidado de lo más importante que podemos tener en el mundo, nuestros mayores, ya que como me dijo mi madre “hija mía no hay futuro sin pasado”, por lo tanto no podemos vivir en un mundo en el que nuestros mayores no sean las piezas más importantes, y repito sin nuestros mayores no seriamos nada, y desde aquí les doy las gracias a todos aquellos hombres y mujeres que hicieron posible nuestro presente
“.¡¡GRACIAS!!”.